El diagnóstico puede establecerse tras un minucioso examen clínico y confirmarse mediante pruebas de imagen. Los hallazgos clínicos de los pacientes que sufren osteoartritis de rodilla pueden incluir quejas de limitación de la función de la rodilla, aumento del dolor con la actividad, rigidez (sobre todo matutina), disminución de la amplitud de movimiento e hinchazón de la rodilla. Otros síntomas pueden incluir crepitación y dolor y rigidez tras un reposo prolongado. La afección afecta negativamente a la salud mental y a la calidad de vida en general.

Estadio 1: el dolor es agudo y ocasional, pero no afecta significativamente a las actividades cotidianas

Estadio 2: el dolor se vuelve constante y afecta a las actividades diarias; empieza a aparecer rigidez

Estadio 3: dolor sordo y constante con episodios imprevisibles de exacerbación; las actividades diarias se ven seriamente afectadas 

El diagnóstico de la artrosis de rodilla se basa en gran medida en el examen clínico. Al examinar la extremidad afectada, busque lo siguiente: 

• Sensibilidad alrededor de la línea articular
• Reducción de la amplitud de movimiento
• Deformidad e hinchazón de la articulación
• Inestabilidad (al soportar peso). 

La radiografía es la referencia para confirmar el diagnóstico de la artrosis de rodilla y graduar su gravedad. También pueden utilizarse la ecografía y la resonancia magnética.

El tratamiento de la artrosis de rodilla puede incluir métodos farmacéuticos y no farmacéuticos como la Guided DolorClast^® Therapy. A la hora de elegir el tratamiento adecuado, debe tener en cuenta las comorbilidades del paciente, incluidas las ECV (enfermedades cardiovasculares), el riesgo de hemorragia gastrointestinal y la capacidad renal. 
Un enfoque holístico es crucial, ya que sólo teniendo en cuenta todos los factores es posible obtener resultados satisfactorios y duraderos. Hablar con su paciente sobre su conocimiento de la enfermedad y resolver cualquier duda le hace más proclive a seguir el régimen de tratamiento completo y garantiza unos resultados terapéuticos satisfactorios. 

El dolor puede tener múltiples orígenes, como la tensión mecánica, la degeneración de los tejidos, la inflamación y el edema. A menudo se tiende a tratar el síntoma dominante, en este caso el dolor, pero no su causa. Con soluciones rápidas como los analgésicos, se puede descuidar la inflamación subyacente. Aunque el paciente pueda estar satisfecho con la desaparición del dolor, puede causar más daños debido a la tensión aplicada a la lesión silenciada. Por lo tanto, necesita un método de tratamiento que aborde la causa subyacente del dolor. Por ejemplo, la terapia con ondas de choque radiales, en comparación con otros enfoques, reduce eficazmente el dolor y la inflamación sin efectos secundarios.