La artrosis de rodilla, es la enfermedad articular más común y una causa importante de dolor de rodilla. Esta afección limitante describe la degeneración progresiva del cartílago articular, que actúa como un amortiguador natural que absorbe los golpes y proporciona una superficie lisa y deslizante. Una vez que el cartílago se desgasta, los huesos se rozan estrechamente, provocando dolor, hinchazón y rigidez. Teniendo en cuenta que la artrosis de rodilla es una patología degenerativa, es imposible volver al estado anterior a la lesión. Sin embargo, la terapia con ondas de choque radiales y otros métodos le permiten reducir el dolor y mejorar la función de forma eficaz y, a su vez, mejorar sustancialmente su calidad de vida.   

La artrosis de rodilla puede ser de origen congénito (existe al nacer pero no se hereda) o mecánico (aparece con el uso de la rodilla y el paso del tiempo).
Las manifestaciones más comunes incluyen dolor articular, rigidez, hinchazón y debilidad muscular. La artrosis de rodilla se asocia a una discapacidad física considerable, ya que actividades sencillas como caminar, subir escaleras y sentarse o levantarse de una silla resultan demasiado dolorosas de realizar.
 

Contrariamente a la idea generalizada, el dolor de rodilla no se limita únicamente a la población anciana.
Se estima que la artrosis de rodilla figura entre las 20 principales enfermedades en el grupo de edad de 40-45 años [1].

En cuanto al género, las mujeres no sólo son más propensas a desarrollar dolor de rodilla, sino que también experimentan una forma más grave de esta debilitante enfermedad articular.

Numerosos factores contribuyen al desarrollo de la artrosis:

• Edad avanzada: La edad media en el momento del diagnóstico de la osteoartritis de rodilla es de 55 años. Los cambios inducidos por la edad, como el adelgazamiento del cartílago, la debilidad de la fuerza muscular y la escasa propiocepción, aumentan el riesgo de padecer artrosis de rodilla.
• Menopausia: Los cambios hormonales debidos a la menopausia aumentan el riesgo de rodilla
• Exceso de peso: cada kilo de peso añadido multiplica por 4 la carga ejercida sobre la rodilla por cada paso durante las actividades cotidianas.
• La falta de actividad física debilita los músculos de la rodilla, conocidos por su función de apoyo y amortiguación. La actividad física (al menos 45 minutos totales a la semana de intensidad moderada) con bajo impacto en las extremidades inferiores puede prevenir el desarrollo de la artrosis de rodilla.
• Las lesiones traumáticas de rodilla son uno de los factores de riesgo más importantes de osteoartritis de rodilla.
• Genética: se han asociado casi 100 variantes diferentes del ADN con la artrosis de rodilla. 
• Deportes específicos que impliquen levantar objetos pesados o ejercer una carga excesiva sobre las rodillas (futbolistas, corredores, levantadores de pesas de competición, luchadores),
• Ocupaciones que requieren movimientos frecuentes de las rodillas y la manipulación de pesos pesados. 

Si padece artrosis de rodilla, existen múltiples síntomas que puede reconocer fácilmente y que pueden llevarle a consultar a un profesional sanitario para recibir un tratamiento profesional: 

• Función restringida de la rodilla
• El dolor aumenta con la actividad
• Rigidez (sobre todo matutina)
• Disminución de la amplitud de movimiento
• Hinchazón de la rodilla

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